Otro nuevo domingo ataca mi mente... En este caso, volvía (a casa) escuchando radio Universidad 580. Por esas casualidades la locutora mencionó unas frases que hacían referencia sobre la cocina. Ahí pensé: “marco ideal… domingo, día de familia, comida (para los afortunados que todavía tienen la suerte de poder comprar comida)...”
¿Es la cocina el alma, el corazón o qué de la casa?... Sin dudas es un lugar especial. Pensemos que es el punto donde se fusionan aromas, elementos, química, sabores, charlas y un larguísimo etc que excluye un sinfín de cuestiones que suceden en este “no se que” de la casa.
Si pienso en las charlas y en la calidez del horno, supongo que la cocina es el cerebro del cuerpo humano. Observo (mientras escribo) que lo mismo sucedería si lo comparo con el resto de los sentidos (olor, tacto, gusto, etc) porque todo eso, no deja de ser una carga eléctrica que es interpretada por nuestro cerebro (wooow, y eso que no veo MATRIX desde hace un montón!!!!).
Ahora, si lo analizamos como si fuera “el laboratorio de sabores” (vi “Volver al futuro I” mientras estaba en Alta Gracia), el lugar donde se genera todo lo que nos da energía día a día (porque sería un poco extraño irse a exprimir un jugo de naranja a la pieza, salvo, tengas un frigobar al lado de la cama), la cocina, se transforma, automáticamente, en una fuente de vida (atenti lectores sexopatas: también es una fuente de vida… quién no tuvo su momento en la cocina?). Con lo cual, no sabría diferenciar bien si la cocina es: el órgano reproductor o el alma… (¿será ambos?).
Y seguido a esto… el corazón, ¿puede existir sin el alma? O ¿el alma existe sin corazón?... Pensar que cuando pasamos por la cocina, no nos ponemos a pensar en esto, ¿no?...