martes, 5 de agosto de 2008

El complicado mundo de izquierdA

Originalmente, este post, iba a tratar sobre una combinación rara entre el tema musical (que por alguna razón voy a poner porque también tiene que ver con la temática) y porque los musulmanes utilizan la mano derecha para comer (la respuesta es sencilla: donde no hay papel higiénico ni método para limpiarse las manos luego de “evacuar” utilizas una mano para limpiarte y otra para comer –¿el ying y el yang? –). Pero, en la búsqueda de la información, encontré algo que me llamó la atención (que, de alguna manera, tiene que ver con todo este asunto): La mano Izquierda…



Encontré tantas cosas (hasta peleas en foros) sobre la mano izquierda… si, sí… esa extremidad, de cinco dedos, exactamente igual que la derecha pero, o casualidad, enfrentada. Esa parte del cuerpo que tan sólo el (privilegiado) 15% de la población mundial sabe utilizar. Ahora algunos datos curiosos:
  1. Se dice que sólo el 65% de la población son diestros verdaderos, dado que son bastante frecuentes los casos de lateralidad cruzada, manifestada con el predomino mano derecha-pie izquierdo o viceversa.
  2. Es mucho más frecuente que un niño sea zurdo si uno o ambos de sus progenitores lo son.
  3. En 1996, el genetista Amar Klar sugirió que un único gen hacía que una persona fuera diestra. Klar aseguraba que el 80% de la población expresaba este gen y los que no lo hacían tenían las mismas posibilidades de ser diestros o zurdos.
Pero hay otras cosas que, si nos ponemos a ver, dan razón para que la gente que usa la mano izquierda se enoje… por ejemplo, la biblia. Sí… leyeron bien… la biblia: ¿Dónde está sentado Jesús?... “está sentado a la diestra de Dios…" (Mc 16, 19)”.

Y, si seguimos este tipo de línea, podemos encontrarnos que (de casualidad o no) El término Izquierda (en la política) tiene su origen en la Asamblea Nacional donde se sentaban, durante la Revolución Francesa los representantes jacobinos que respaldaban medidas que favorecieran a las clases más pobres de la sociedad, a la izquierda (mientras que los conservadores, se sentaban a la derecha).

Si buscan en don Google (o cualquier otro) podrán encontrar diversas historias (e historietas) sobre Diestras y Siniestras pero siempre representados por los que marcamos las diferencias: es decir los humanos.-

domingo, 3 de agosto de 2008

Co-la Co-la!

Señores... tengo que admitirlo: “soy fanático de la radio”. Me gusta tanto que hago, de tanto en tanto, un tipo de archivo personal de cosas que me gustan y que, de casualidad o no, llego a grabar.

En este caso les dejo una joyita que encontré luego de revisar el archivo personal. Probablemente a esto lo hayan escuchando alguna vez y, si no lo escucharon nunca, espero que no ser el único “personaje” (por no decir tarado) que graba cosas de la radio.

Hace ya un tiempo prolongado, supe escribir sobre un delirio que tuve cuando iba a los mingitorios (claro está que iba porque tenía que realizar una necesidad de la madre naturaleza) que van a poder leer si hacen click acá. Pero, me gustaría, que antes de hacerlo… escuchen esta joyita (como dije anteriormente) que les dejo…

Señoras, señores y lectores del blog… los dejo con un grande… el señor Jorge Halperin.



martes, 29 de julio de 2008

Ok! No todo puede ser mio...

Tuvimos una leve reunión familiar (de esas pasajeras, efímeras) donde me pidieron que busque un artículo publicado en un medio. La persona que escribió esta nota (que voy a colocar más abajo) es Martín Caparros: para aquellos que no lo conocen, pueden hacer click aquí y encontrarán un currículum sobre su vida.

Nunca hubiera pensado que alguna vez podía llegar a estar de acuerdo con el hijo de puta del ex general Luciano Benjamín Menéndez. Y sin embargo, ayer.

Ayer, en su alegato final, el ex Menéndez, ex jefe de una de las unidades militares más asesinas, el Tercer Cuerpo de Ejército, hombre de cuchillos tomar y de presos matar, peroró en su defensa. Dijo, en síntesis, que las fuerzas armadas argentinas pelearon y ganaron para “evitar el asalto de la subversión marxista”. Y yo también lo creo.

Con algunos matices. La subversión marxista –o más o menos marxista, de la que yo también formaba parte– quería, sin duda, asaltar el poder en la Argentina para cambiar radicalmente el orden social. No queríamos un país capitalista y democrático: queríamos una sociedad socialista, sin economía de mercado, sin desigualdades, sin explotadores ni explotados, y sin muchas precisiones acerca de la forma política que eso adoptaría –pero que, sin duda, no sería la “democracia burguesa” que condenábamos cada vez que podíamos.

Por eso estoy de acuerdo con el hijo de mil putas cuando dice que “los guerrilleros no pueden decir que actuaban en defensa de la democracia”. Tan de acuerdo que lo escribí por primera vez en 1993, cuando vi a Firmenich diciendo por televisión que los Montoneros peleábamos por la democracia: mentira cochina. Entonces escribí que creíamos muy sinceramente que la lucha armada era la única forma de llegar al poder, que incluso lo cantábamos: “Con las urnas al gobierno / con las armas al poder”, y que falsear la historia era lo peor que se les podía hacer a sus protagonistas: una forma de volver a desaparecer a los desaparecidos. Me indigné y, de tan indignado, quise escribir La voluntad para contar quiénes habían sido y qué querían realmente los militantes revolucionarios de los años sesentas y setentas.

(A propósito: es la misma falsificación que se comete cuando se dice, como lo ha hecho Kirchner, que este gobierno pelea por realizar los sueños de aquellos militantes: esos sueños, está claro, eran muy otros. En esa falsificación, Kirchner y el asesino ex se acercan; ayer Menéndez decía que “los guerrilleros del 70 están hoy en el poder”, sin ver que, si acaso, los que están alrededor del gobierno son personas que estuvieron alrededor de esa guerrilla en los setentas y que cambiaron, como todo cambió, tanto en los treinta últimos años que ya no tienen nada que ver con todo aquello, salvo para usarlo como figura retórica.)

Es curioso cómo se reescribió aquella historia. Hoy la mayoría de los argentinos tiende a olvidar que estaba en contra de la violencia revolucionaria, que prefería el capitalismo y que estuvo muy satisfecha cuando los militares salieron a poner orden. “Ostentamos el dudoso mérito en ser el primer país en el mundo que juzga a sus soldados victoriosos, que lucharon y vencieron por orden de y para sus compatriotas”, dijo el asesino –y tiene razón. Pero la sociedad argentina se armó un relato según el cual todos estaban en contra de los militares o, por lo menos, no tenían ni idea. Es cierto que no podían haber imaginado que esa violencia era tan bruta, tan violenta, pero había que ser muy esforzado o muy boludo para no darse cuenta de que, más allá de detalles espantosos, las fuerzas armadas estaban reprimiendo con todo.

El relato de la inocencia mayoritaria se ha impuesto, pese a sus contradicciones evidentes. Los mismos medios que ahora cuentan con horror torturas y asesinatos las callaron entonces; los mismos partidos políticos que se hacían los tontos ahora las condenan; los mismos ciudadanos que se alegraban privada y hasta públicamente del retorno del orden ahora se espantan. Y todos ellos conforman esta masa de ingratos a la que se dirige el muy hijo de exputa: “Luchamos por y para ustedes” –les dice y, de hecho, los militares preservaron para ellos el capitalismo y la democracia burguesa. Pero la sociedad argentina se ha inventado un pasado limpito en el que unos pocos megaperversosasesinos como éste hicieron a espaldas de todos lo que ellos jamás habrían permitido, y les resulta mucho más cómodo. Como les resulta mucho más cómodo, ahora, indignarse con el ex que repensar qué hicieron entonces, a quién apoyaron, en qué los benefició la violencia de los represores, y lo fácil que les resultó, muchos años después, asombrarse, impresionarse e indignarse.

El ex Menéndez es, sin duda, un asesino, y ojalá que se pudra en la cárcel. Es obvio que no es lo mismo la violencia de un grupo de ciudadanos que la violencia del Estado, pero es tonto negar que nosotros proponíamos la guerra popular y prolongada como forma de llegar al poder. Y también es obvio que la violencia de los militares no les sirvió sólo para vencer a la guerrilla: lo habrían podido conseguir con mucho menos.

Durante mucho tiempo me equivoqué pensando que los militares habían exagerado: que la amenaza revolucionaria era menor, que no justificaba semejante despliegue. Tardé en entender que los militares y los ricos argentinos habían usado esa amenaza como excusa para corregir la estructura socioeconómica del país: para convertir a la Argentina en una sociedad con menos fábricas y por lo tanto menos obreros reivindicativos, para disciplinar a los díscolos de cualquier orden, y para cumplir con las órdenes reservadas del secretario de Estado USA, su compañero Kissinger, que les dijo en abril de 1976 que debían volver a convertir a nuestro país en un exportador de materia prima agropecuaria.

Es lo que dijo el ex: “¡Y nosotros estamos siendo juzgados! ¿Para quién ganamos la batalla?”. Porque es cierto que la ganaron, y que su resultado principal no son estos juicios sino este país sojero.

Ése es el punto en que casi todos se hacen los boludos. La indignación siempre fue más fácil que el pensamiento. Supongo que es mejor que muchos, para sentirse probos, prefieran condenar a los militares antes que seguir apoyándolos como entonces. Pero no deja de inquietarme que todo sea tan fácil y que sólo un asesino hijo de puta suelte, de vez en cuando, ciertas verdades tremebundas.

domingo, 6 de julio de 2008

Monday, Bloody Monday!



Sin ir más lejos... yo lo sabía… sabía que Domingo no es sólo un nombre. También es un día (esto es lógico). Un día… pero no como cualquier otro…

Es impresionante como la unión de esas siete letras puede traer tanta alegría y, a la vez, tanta melancolía. Domingo se caracteriza por ser un tipo que, aparentemente, es familiero: Le gusta el asado en familia, le gusta “arrancar” tarde, le gusta, incluso, los atardeceres (de verano, otoño, invierno y primavera).

Pero hay algo que muy pocos saben. Domingo oculta algo en su forma de ser, en su persona… es que Domingo, pasada la hora 18, se siente solo, aburrido y no sabe que hacer.
Por desgracia (como le sucede a todos los seres humanos –pobre de nosotros–) a esta hora comienza el ataque (casi, diría yo, el boicot de nuestro inconsciente) de esa parte del cerebro que se encarga de que todo lo oscuro, lo lúgubre, no salga a flote.

Es, ese momento, cuando todo lo que Domingo tiene al alcance de su mano, se convierte en arma.

Busqué en la WEB (que conoce a varios Domingos, lunes y feriados) una estadística sobre el suicidio en la Argentina y, lo que encontré, fue una cifra bastante interesante: este tipo de muertes, en Argentina, provoca 8,5 decesos cada 100.000 habitantes al año.

Como siempre me gustó la matemática (aunque, aclaro, no soy un “cráneo”) me permito hacer un pequeño cálculo: Supongamos que, en Argentina, existen 40 millones de personas. Supongamos también que, por una cuestión de simplicidad, las muertes sean 8 cada 100 mil.
Ahora aplicamos una regla de tres simple y directa y voila!!!!

3200 Domingos menos por año…

Pero, para los que sobrevivimos a estos domingos… los lunes, arrancamos otra vez!

jueves, 19 de junio de 2008

*#OtRoS#*oJoS*#nOs#*MiRaN*#

En estos últimos días estuve estudiando una materia que me abrió la cabeza (y hoy se conjuga en palabras que puedo escribir gracias a una copa de vino y a Belle & Sebastian).

Debo reconocer que soy devoto de los artistas Norteamericanos e Ingleses… no puedo mentir, me gusta como hacen las cosas, a pesar que, el rock nacional (si existe un “rock nacional”), da para mucho más…

Pero no voy a hablar de música ya que cada uno sabe lo que escucha (¿o no?). Para algunas personas, la música, consiste en sonidos que tienen un ritmo, una intensidad, un volumen, una forma, etc, etc y etc… para otros, la música, podría ser el sin cesar de los motores de un vehículo (el motor a altas revoluciones); pero para el Contraalmirante Alfred Thayer Mahan, la música, pasa por el sonido de las tropas navales...

Quién es esta persona y porqué la puse con esa relevancia de negrita y con cursiva… acá va! (y prometo que no se van a arrepentir): Mahan es uno de los principales Geopolíticos que existió (podría hablar de Mackinder o de Spykman… pero me gustó éste). Su teoría geopolítica se basó en el incremento del poderío naval, el dominio de las rutas comerciales marítimas.

El método a través del cual basaba sus pensamientos era el de tipo deductivo, realizando una serie de estudios de la historia naval universal. La historia le “señaló”, a Mahan, que aquel que podía dominar el mar, también podía dominar a sus enemigos. Mahan no sólo influyó sobre los gobiernos para que inviertan en “poder marítimo”, sino que los indujo a anexar territorios de ultramar pensando que podrían proporcionarles nuevas claves de control.

Tal vez no estén de acuerdo con lo que voy a escribir a continuación pero, hay que admitir, Mahan era un tipo GROSO y, como tal, planteó (y plasmó) su pensamiento Geopolítico:

  • Sostenía que controlar y gobernar la distribución de poder político a través de la tierra, estaba en el pasado. Se fundamentaba en la capacidad de los estados de manejar el uso de los océanos y pasos internacionales marítimos como medio de transporte (Islas Malvinas, por ejemplo, tomadas en 1833 – previa construcción del canal de Panamá).
  • La concepción de Mahan creció junto con su convicción de que las comunicaciones marítimas serían siempre más eficientes y masivas que las comunicaciones terrestres (en parte es verdad… el gran movimiento de cargas se sigue haciendo en buques de carga).
  • Clasificó las variables que afectarían los resultados esperados por parte de los estados que competían por el poder en dos grupos: “Factores Geográficos” y “Factores Humanos”.
  • Discutió especialmente el tema del carácter nacional donde él asignaba un significado relacionado con los hábitos y costumbres del pueblo y las relaciones de dichas características con el desarrollo del Poder Naval.
  • Acerca del Gobierno dijo que: “los gobiernos elegidos democráticamente, eran notoriamente improvisadores y generalmente anti militares”. La solución a esto: crear “gurpos de presión” interesados en crear o mantener una poderosa armada. Sostuvo que, al existir una poderosa marina mercante, se podría obtener apoyo en grupos parlamentarios y del gobierno que podrían, entonces, producir leyes tendientes a contrarrestar la improvisación crónica de las democracias respecto a sus fuerzas navales.

No se si el pensamiento de Mahan (con mis 2 pequeñas acotaciones) es correcto pero, solo a modo de última información, les dejo esto: Mahan, en su último libro, predijo que Estados Unidos bien podría ser el sucesor de Gran Bretaña, como potencia marítima dominante en el mundo, en razón a la dimensión continental de su territorio, a la base insular de este y a la fortaleza de su economía…

Ah! Un dato más… ¿mencioné en alguna parte que Mahan vivió entre 1840 y 1914?