Sin ir más lejos... yo lo sabía… sabía que Domingo no es sólo un nombre. También es un día (esto es lógico). Un día… pero no como cualquier otro…
Es impresionante como la unión de esas siete letras puede traer tanta alegría y, a la vez, tanta melancolía. Domingo se caracteriza por ser un tipo que, aparentemente, es familiero: Le gusta el asado en familia, le gusta “arrancar” tarde, le gusta, incluso, los atardeceres (de verano, otoño, invierno y primavera).
Pero hay algo que muy pocos saben. Domingo oculta algo en su forma de ser, en su persona… es que Domingo, pasada la hora 18, se siente solo, aburrido y no sabe que hacer.
Por desgracia (como le sucede a todos los seres humanos –pobre de nosotros–) a esta hora comienza el ataque (casi, diría yo, el boicot de nuestro inconsciente) de esa parte del cerebro que se encarga de que todo lo oscuro, lo lúgubre, no salga a flote.
Es, ese momento, cuando todo lo que Domingo tiene al alcance de su mano, se convierte en arma.
Busqué en la WEB (que conoce a varios Domingos, lunes y feriados) una estadística sobre el suicidio en la Argentina y, lo que encontré, fue una cifra bastante interesante: este tipo de muertes, en Argentina, provoca 8,5 decesos cada 100.000 habitantes al año.
Como siempre me gustó la matemática (aunque, aclaro, no soy un “cráneo”) me permito hacer un pequeño cálculo: Supongamos que, en Argentina, existen 40 millones de personas. Supongamos también que, por una cuestión de simplicidad, las muertes sean 8 cada 100 mil.
Ahora aplicamos una regla de tres simple y directa y voila!!!!
Es impresionante como la unión de esas siete letras puede traer tanta alegría y, a la vez, tanta melancolía. Domingo se caracteriza por ser un tipo que, aparentemente, es familiero: Le gusta el asado en familia, le gusta “arrancar” tarde, le gusta, incluso, los atardeceres (de verano, otoño, invierno y primavera).
Pero hay algo que muy pocos saben. Domingo oculta algo en su forma de ser, en su persona… es que Domingo, pasada la hora 18, se siente solo, aburrido y no sabe que hacer.
Por desgracia (como le sucede a todos los seres humanos –pobre de nosotros–) a esta hora comienza el ataque (casi, diría yo, el boicot de nuestro inconsciente) de esa parte del cerebro que se encarga de que todo lo oscuro, lo lúgubre, no salga a flote.
Es, ese momento, cuando todo lo que Domingo tiene al alcance de su mano, se convierte en arma.
Busqué en la WEB (que conoce a varios Domingos, lunes y feriados) una estadística sobre el suicidio en la Argentina y, lo que encontré, fue una cifra bastante interesante: este tipo de muertes, en Argentina, provoca 8,5 decesos cada 100.000 habitantes al año.
Como siempre me gustó la matemática (aunque, aclaro, no soy un “cráneo”) me permito hacer un pequeño cálculo: Supongamos que, en Argentina, existen 40 millones de personas. Supongamos también que, por una cuestión de simplicidad, las muertes sean 8 cada 100 mil.
Ahora aplicamos una regla de tres simple y directa y voila!!!!
3200 Domingos menos por año…
Pero, para los que sobrevivimos a estos domingos… los lunes, arrancamos otra vez!
2 comentarios:
grosisimooooooo!....porque pasara eso con los domingo!....esa particularidad peculiar que lo hace ser un domingo y no un lunes y no un sabado....simplemente domingo...bs pendejo y cuando quieras nos vemos un domingo a tomar mates...
Estem.... este domingo tengo algo que hacer! jajaja cuack!!
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